Si queridos lectores, no estoy desnortado ni me he caído de la cama sufriendo un fuerte traumatismo, en Japón -al igual que en otros sitios- se rinde culto al pene y tiene su propio día de exaltación -sin entrar en más profundidades...-
El culto, que hunde sus raíces en el período Edo, se escenifica en el santuario shinto de Kanamara Matsuri, situado en la ciudad de Kawasaki -en la prefectura de Kanagawa-. Allí se reúnen miles de personas, el primer domingo de abril de cada año.
En su origen, los fieles acudían por cuestiones relacionadas con la fertilidad; imploraban, en función de sus necesidades, por la prosperidad en los negocios, la fertilidad, un buen matrimonio, etc. Tanto es así, que las prostitutas requerían de la deidad que las protegiese de las enfermedades de transmisión sexual. En la actualidad las pretensiones de los asistentes continúan siendo variadas, pero la mayoría de los fieles acuden en busca de la fertilidad y la armonía matrimonial.
El culto, aquí en occidente, tiene su origen en las phallika griegas, que formaban parte de las celebraciones dionisíacas. La procesión con el falo servía para anunciar y preparar la celebración central. La procesión se "coreografiaba" con ciertas obscenidades y expresiones verbales que omitimos por no herir sensibilidades.
Pero este tipo de culto no es exclusivo de la ciudad de Kawasaki, también se pueden rastrear cultos similares en lugares como Honen Matsuri en Komaki.
Los fondos que se recaudan de la venta de velas, golosinas y otro tipo de amuletos se destinan a la lucha contra el SIDA.
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