Con la palabra Ikebana, o Kado, se hace referencia al arte japonés de decoración floral. Pero no se trata de una decoración floral al uso. Se basa en un modo de composición floral de acuerdo con unas normas que encuentran su fundamento en un modo de vida y una forma de entender el contacto del hombre con la naturaleza.
Debemos entenderlo como una concepción estética-meditativa, pues en realidad se utilizan flores, ramas, hojas y semillas con el fin de decorar y de usarlo como un modo de meditación, buscando una conexión con las estaciones y el fluir del tiempo.
“Todos los que logran sobresalir en el arte poseen una cosa en común: una mente en comunión con la naturaleza a lo largo de las estaciones... y todo lo que ve una mente así es una flor y todo lo que una mente así sueña es la luna...”
Su origen religioso, unido a lo efímero de los materiales empleados en la concepción final de la obra, contribuyen también a reflexionar sobre la fugacidad de la vida y nuestro paso por ella.
Lo anteriormente comentado convierten en imprescindible el silencio para la práctica de este modo de meditación-decorativa, lo que unido a la diferencia entre los materiales y texturas logran un equilibrio y paz frente al mundo precipitado que vivimos, lo que nos hace más tolerantes ante las diferencias que nos rodean, no sólo de la naturaleza, también con los demás seres del mundo.
Tal y como nos cuenta la Wikipedia:
Con la introducción del budismo
en Japón a través de Corea y China en el siglo VI, llegó también la
costumbre del kuge, u ofrendas de flores en el altar. Un sacerdote
budista de nombre Ono-No-Imoko insatisfecho con la forma despreocupada
con la que los sacerdotes hacían las ofrendas florales en el altar de
Buda, experimentó con arreglos que simbolizaban todo el universo. En sus
diseños, las flores y las ramas se dirigían hacia arriba (nunca hacia
abajo), y se disponían en grupos de tres para representar la armoniosa
relación entre el cielo, hombre y tierra.
Los sacerdotes continuaron haciendo arreglos florales durante cientos
de años, pero no hay constancia de ninguna forma o diseño que siguiera
un sistema particular hasta finales del s. XV. En esta época,
simultáneamente al Renacimiento italiano, Japón experimentó una
explosión de desarrollo artístico, y se creó la arquitectura tradicional
japonesa, tal y como la conocemos hoy en día, la poesía haiku,
el teatro noh, la jardinería y se inició la formación de distintas
Escuelas de Ikebana que han ido evolucionando y definiendo sus arreglos
desde un punto de vista más tradicional o innovador, fluctuando siempre
entre estilos más formales o informales.
La presencia de flores transforma un ambiente,
modifica a las personas, vitaliza toda la atmósfera. Es como si
su espíritu lo penetrara todo. La convivencia con las
flores perfuma la naturaleza
humana.
Fuentes:
* Wikipedia
* Monografías.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario