domingo, 27 de abril de 2014

JAPÓN Y LA MODA (II)

(Como continuación del artículo anterior de Irene Seco Serra)
 
En el apartado masculino, el protagonista del período Edo es el samurái, vive una etapa pacífica que le permite prestar más atención a cuestiones típicamente estéticas. De ahí que asistamos a la sistematización de su código de conducta y de su vestimenta. Sus ropas se componían de dos prendas principales: un amplio pantalón o hakama y una prenda superior que podía ser una suerte de chaleco con los hombros muy exagerados o bien una especie de chaqueta larga y abierta llamada haori. "Este conjunto básico era prosaicamente conocido en la época como kamishimo, 'lo de arriba y lo de abajo'.
 
Eran indumentarias con colores no muy llamativos y pequeños motivos, si bien los escudos familares indicaban el rango del portador, al igual que los materiales, que denotaban el poder adquisitivo del samurái. Estos trajes de guerreros podían ser de algodón o de seda y todos ellos iban acompañados de su inseparable katana, que desde el decreto del año 1588 quedaba como arma de uso exclusivo de la clase guerrera.
 
Estos elementos estéticos se completaban con el peinado, conocido como chonmage, "una coleta de gran altura que se resaltaba aún más afeitando la zona frontal de la cabeza y de la que se decía que hacía encajar mejor el casco".
 
 
Por último, siempre nos queda la gente que ocupa el último lugar dentro del estatus social. La clase baja o popular tenía prohibido utilizar tejidos lujosos para elaborar sus ropas, llegando a extremos en los que la ley establecía que solo podían poseer un traje de cáñamo para el verano y otro de papel para el invierno -decreto de 1674 a los campesinos de la región de Tosa-.
 
Las prendas de papel o shii, usadas en la zona suroeste del país, se extendieron por todo el país  a finales del período Edo. Tenían muchas ventajas, eran ligeras, lavables, bastante resistentes y más cálidas que las de algodón, todavía hoy hay artesanos de este tipo de textiles. Pero los campesinos también usaron materiales menos elaborados, como los juncos, con los que realizaban capas para protegerse de la lluvia.
 
 
 

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