domingo, 28 de octubre de 2012

Japon 3: El retorno de los bárbaros

A primera hora de la mañana del dos de julio de 1853 un pescador nipón presenció un singular espectáculo:

Me dijeron que había unos barcos en llamas, corrí montaña arriba para verlos mejor. Las naves se aproximaron más y más, hasta que por su silueta comprobamos que no se trataba de navíos japoneses si no extranjeros; y lo que tomamos por un incendio era en realidad el humo negro que brotaba de sus chimeneas.

Los barcos de vapor, como cada una de las innovaciones europeas, eran algo inusitado en Japón, pero ahora había cuatro vapores en el puerto. La escuadrilla estadounidense armada con cañones y con una dotación de cerca de 1.000 hombres, estaba dispuesta a llegar por cualquier medio a la costa japonesa.

Japón era una tierra velada por un halo de misterio, una sociedad guerrera gobernada por el poderoso shogunato Tokugawa. Había logrado mantener a raya a occidente durante más de 200 años, no obstante ahora las potencias occidentales exigían entrar.

¿Podría la nación repeler el poderío industrial de un resuelto occidente?


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